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Marcela Bortoni

Nutrióloga
e Iridóloga

Gota

gota-enfermedades

La gota es un trastorno producido por depósitos de cristales de urato sódico (sal sódica de ácido úrico), que se acumulan en las articulaciones debido a altas concentraciones de ácido úrico en sangre (hiperuricemia), provocando ataques de inflamación articular dolorosa.

• En el pasado, cuando la ingestión de proteínas era escasa, la gota, que puede ser causada o agravada por comer demasiadas proteínas, se consideraba una enfermedad de ricos.

La gota es más frecuente en los varones que en las mujeres. Suele presentarse en varones de mediana edad y después de la menopausia en las mujeres. Es rara entre las personas jóvenes y suele aparecer en varias personas de una misma familia.

¿Cuáles Son Las Causas?

Normalmente, el ácido úrico, un producto derivado de la ruptura del ácido nucleico, está presente en la sangre en pequeñas cantidades debido a que el organismo está constantemente destruyendo células y formando otras nuevas. Además, el organismo transforma ciertas sustancias presentes en los alimentos denominadas purinas, en ácido úrico. Las purinas forman parte de las proteínas. Con frecuencia, la concentración de ácido úrico en la sangre se vuelve anormalmente elevada cuando los riñones no pueden eliminarlo suficientemente con la orina. Demasiado ácido úrico en la sangre da lugar a la formación y depósito de cristales de ácido úrico en las articulaciones. Además, la combinación de dietas ricas en purinas con alcohol empeora los problemas, porque el alcohol incrementa la producción de ácido úrico y además dificulta su eliminación por los riñones.

Otras causas incluyen: ciertos cánceres y trastornos de la sangre, como leucemia, en la cual las células se multiplican y destruyen rápidamente. Algunos fármacos como diuréticos, ya que reducen la capacidad del riñón para eliminar el ácido úrico; o la aspirina a dosis altas. Intoxicación por plomo, obesidad, radioterapia, enfermedad renal crónica, hipotiroidismo, bajo consumo de lácteos e inanición.

¿Cuáles Son Los Síntomas?

Los ataques de gota aparecen sin previo aviso. Son desencadenados por un traumatismo, una intervención quirúrgica, el consumo de grandes cantidades de alcohol o de alimentos ricos en purinas o una enfermedad. El dolor intenso aparece de repente en una o más articulaciones, con frecuencia por la noche (debido a los cambios metabólicos que se producen cuando la persona se acuesta). El dolor empeora progresivamente y con frecuencia se vuelve insoportable, especialmente al mover o tocar la articulación; ésta se inflama y se calienta, y la piel sobre ella se vuelve rojiza o purpúrea y brillante. Puede haber fiebre.

Los primeros ataques suelen afectar sólo una articulación y duran pocos días. Los síntomas desaparecen gradualmente, se restablece la función articular y no vuelve a haber ningún síntoma hasta el siguiente ataque. Si la enfermedad progresa y no se trata adecuadamente, los ataques serán más duraderos, se afectarán más articulaciones y tiene lugar la deformación articular, restringiendo la movilidad de la articulación progresivamente.

Los depósitos de ácido úrico (tofos) se instalan primero en la membrana sinovial o cartílago o el hueso cercano a las articulaciones, más tarde bajo la piel que hay alrededor de éstas. Se pueden formar también en los riñones, bajo la piel de la orejas, en el tendón de Aquiles o alrededor de los codos. Frecuentemente los tofos se forman en los dedos de las manos, en las manos y en los pies. Alrededor de la quinta parte de las personas con gota desarrollan cálculos renales (urolitiasis) que están compuestos de ácido úrico.

¿Cómo Se Puede Prevenir?

Es beneficioso evitar las bebidas alcohólicas y perder peso, ya que al perder peso los niveles de ácido úrico en la sangre vuelven con frecuencia a la normalidad, y por consiguiente, cesan los ataques. Se debe interrumpir la administración de fármacos que elevan el ácido úrico en la sangre. Se aconseja comer cantidades más pequeñas de alimentos ricos en purinas, tales como anchoas, espárragos, consomés, arenques, salsas y sopas de carne, champiñones, mejillones, vísceras, sardinas y panes dulces; en algunos casos, disminuir la ingesta de estos alimentos es todo lo que se necesita para la prevención de los ataques o la aparición de la enfermedad propiamente.

Fuente: Merck, Sharp & Dohme. (2013). Manual Merck de Información Médica General. 3era edición. (vol. 1, pp 732-735). España. Editorial Océano.

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