Urolitiasis
Los cálculos son masas, duras como piedras, que se forman en cualquier parte de las vías urinarias y que pueden causar dolor, hemorragia, obstrucción del flujo de orina e infección.
• Los cálculos pequeños pueden ser asintomáticos, pero los cálculos grandes causan un dolor insoportable en el área entre costillas y la cadera.
• Muchas veces, la formación de cálculos puede evitarse con cambios en la dieta.
Según el lugar de las vías urinarias donde se forme un cálculo, éste puede denominarse cálculo renal, ureteral o vesical. El proceso de formación del cálculo se denomina urolitiasis, litiasis renal o nefrolitiasis.
Los cálculos son más frecuentes en personas adultas, de mediana edad y mayores, y en los hombres. El tamaño de los cálculos va de los que son tan pequeños que no pueden ser observados por el ojo humano hasta los de 2.5 cm de diámetro o más.
Puede producirse una infección de las vías urinarias por la proliferación de las bacterias atrapadas en la orina estancada en el lugar de la obstrucción. Cuando los cálculos bloquean las vías urinarias durante un largo periodo de tiempo, la orina refluye hacia los tubos del interior del riñón y produce una presión que puede dilatarlo (hidronefrosis) y finalmente lesionarlo.
¿Cuáles son las causas por las que se forman los cálculos?
Los cálculos se forman porque la orina está demasiado saturada de sales que luego se convierten en cálculos o porque la orina no tiene inhibidores de la formación de cálculos. El citrato es un inhibidor porque normalmente se une al calcio, que suele ser la causa del 80% de la formación de las comúnmente llamadas “piedras” o “arenillas”; el resto está compuesto por sustancias como ácido úrico, cistina o estruvita. Los cálculos son más frecuentes en personas que no consumen suficiente agua y en personas con antecedentes familiares de formación de cálculos.
¿Cuáles son los síntomas?
Los cálculos, especialmente los minúsculos, pueden ser asintomáticos. Los cálculos de la vejiga pueden causar dolor en la parte inferior del abdomen. Los cálculos que obstruyen el uréter o la pelvis renal producen dolor de espalda o un cólico renal. El cólico renal se caracteriza por un dolor insoportable e intermitente, que suele localizarse en el costado (la zona entre las costillas y la cadera) y que se extiende por el abdomen, con frecuencia hasta la zona de los genitales y la parte interna del muslo. El dolor tiende a producirse en oleadas, aumentado gradualmente hasta su máxima intensidad, para luego desaparecer de 20 a 60 minutos. Otros síntomas incluyen náuseas y vómitos, sudoración y presencia de sangre en la orina. A veces se tienen escalofríos y fiebre.
¿Cómo se pueden prevenir?
Es recomendable beber grandes cantidades de líquidos -8 a 10 vasos de 300 ml al día- para prevenir todo tipo de cálculos. En los casos de cálculos formados por un exceso de calcio, suele ser útil seguir una dieta baja en contenido de sodio (1000 a 1500 mg diarios) y alta en potasio, mineral esencial en el correcto metabolismo del calcio. Tomar citrato de potasio o citrato de magnesio ayuda a corregir el bajo nivel de citrato en la orina, que es la sustancia que inhibe la formación de cálculos de calcio. A su vez, el citrato de calcio y una dieta baja en oxalatos y grasas contribuye a reducir las concentraciones de oxalatos urinarios, conocidos formadores de cálculos de calcio. La restricción de proteínas obtenidas de la carne roja en la dieta ayuda a reducir el riesgo de formación de cálculos, especialmente de aquellos formados por ácido úrico, en cuyo caso también se recomienda la alcalinización de la orina con bicarbonato o con citrato de potasio, ya que los cálculos de esta naturaleza se forman al aumentar la acidez de la orina.
Fuente: Merck, Sharp & Dohme. (2013). Manual Merck de Información Médica General. 3era edición. (vol. 1, pp 368-371). España. Editorial Océano.
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